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Divagaciones

Divagaciones

Un día me di cuenta, con cierto desánimo, que mi juventud se había ido; más tarde, es la madurez la que amenaza con escaparse de mis manos.

En algún momento, caminaba sola. Mis seres queridos se habían ido.

Poco después algunos amigos también se fueron.

A mi viejo gato, compañero de vida, de sueños y desvelos lo ayudé a esconderse en ese último abeto.

Hasta mis amigas las golondrinas negras de pecho amarillo que anidaban arriba de mi ventana, también ellas se fueron.

A veces siento que los años y el inevitable naufragio que ellos conllevan, me están cercando cada vez más. Todo se está yendo. Todo se está acabando. Todo se va y nada vuelve.

Cada día es más difícil y doloroso de sobrevivir.

Pero no habrá rendición.

Escucho el silencio y sigo haciendo maromas para huir de los años que van cayendo.

S.C.C.
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